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VI Domingo de Tiempo Ordinario Lc 6,17.20-26

En el domingo anterior la liturgia nos ofrecía la "pesca milagrosa" o la "llamada del grupo israelita", como bien titula Juan Mateos en su comentario. Hoy la liturgia retiene solamente el v. 17 de la "Constitución del Israel mesiánico: Elección de los Doce" (6,12-17). Solamente retiene este versículo como introducción a las Bienaventuranzas de Lucas porque el auditorio está bien descrito en dos grupos: los discípulos y la muchedumbre compuesta de judíos y extranjeros.


En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.


No es el sermón del monte (como en Mt) sino el de la llanura. No se encumbra, sino que se pone al mismo nivel que el pueblo, a ras de suelo. Lucas insiste en la multitud, de discípulos y de gente. Jesús atrae por su enseñanza y por su poder curativo que se transmite por contacto. Es un dato que prepara su discurso. Ofrece su programa alternativo de vida. ¿A qué gente se dirige Jesús? A todos los considerados pobres, oprimidos y marginados y que incluían diversos grupos humanos situados en las capas más bajas de la sociedad: los pisoteados, los que no cuentan para nadie, la gentuza que no sabe nada de la Ley, los mendigos, los pecadores, las prostitutas, los recaudadores de impuestos, los ladrones, pastores. Los enfermos mentales. Los leprosos.


Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.


Hay dos rasgos fundamentales que caracterizan las bienaventuranzas de Lucas: están escritas las cuatro en segunda persona de plural: "Dichosos, bienaventurados vosotros los pobres... los que tenéis hambre" y añade por dos veces el adverbio ahora.. los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados... los que lloráis ahora, porque reiréis. La razón del empleo del vosotros salta a la vista: son los discípulos, los cristianos. Van dirigidas no ya a los pobres, a los hambrientos, a los afligidos en general sino a los cristianos de las iglesias que conoce Lucas que son pobres, desvalidos, perseguidos. En Mateo hay dos grupos: los discípulos y la gente. En Lucas están seguramente los doce, a quienes Jesús acaba de escoger entre los demás (v.13) pero también estos otros discípulos que constituyen un "grupo" (v.17) distinto de los doce y de la muchedumbre de gente venida de todas partes. Lucas quiere subrayar el gran número de discípulos que tiene Jesús, todos deben sentirse aludidos. El "ahora" es el tiempo tan querido por Lucas. Para Jesús el tiempo de salvación ha llegado con él. Se ha pasado del "tiempo de la promesa" al "tiempo del cumplimiento".


Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»


El "vosotros" de las Bienaventuranzas y de las maldiciones planea, nos dice Bovon, por encima de los asistentes y describe de una forma casi apocalíptica a los verdaderos bienaventurados y a los verdaderos desdichados. Todos debemos sentirnos aludidos. Lucas encuentra frecuentes ocasiones, -nos dice Mauro Laconi-, para poner en guardia a su iglesia frente a los bienes económicos y para llamar la atención sobre el tema de la pobreza. En la comunidad cristiana tiene que practicarse la comunión fraterna y el distanciamiento de los bienes terrenos para ser fiel seguidor de Jesús de Nazaret. Solo Lucas transmite una exigencia fuerte de Jesús: "cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo" (14,33). Es un texto difícil. Algunos la interpretan como una sugerencia a la constante disposición de ánimo a las renuncias más radicales. El peligro de los bienes mundanos es un tema favorito de Lucas. Es el único en subrayar que los cuatro primeros llamados, y el publicano Leví después de ellos, por seguir a Jesús "lo dejaron todo" (5.11.28). El evangelista se expresa frecuentemente como si en el dinero hubiera algo fundamentalmente negativo: la expresión "injusta riqueza" la emplea solamente él y dos veces seguidas (16,9. 11). Su juicio sobre los ricos es durísimo. Estos personajes aparecen rarísimas veces (dos o tres) en los otros sinópticos; Lucas, en cambio los evoca a menudo y los estigmatiza sin contemplaciones. En sus parábolas, dos de las figuras más negativas son cabalmente figuras de ricos. En la del rico "necio", absorto por las satisfacciones económicas, no deja un hueco para otras exigencias más fundamentales ("no es rico ante Dios") (12,16-21); el rico Epulón confrontado con el pobre Lázaro, queda descalificado sencillamente por su riqueza; solo por este motivo se encuentra irreparablemente condenado, mientras que el pobre es exaltado hasta "el seno de Abrahán" por el solo motivo de su pobreza (16,19-31) La opción en favor de los pobres es igualmente absoluta y radical. A ellos está reservado el Reino, como dice en la primera bienaventuranza. A ellos se dirige el anuncio de la Buena Noticia (sinagoga de Nazaret 4,18). El comportamiento de los discípulos con los pobres lo resume en el consejo al rico anfitrión de Jesús: "No invites a tus amigos..., ni a os ricos...; al contrario ...invita a los pobres... y recibirás tu recompensa (14,12-14). Por eso es natural que la formulación de la primera bienaventuranza, al revés que en Mateo, evite toda explicitación religiosa y hable de pobres con simplicidad absoluta y sin matices.


En todos los textos de su evangelio hay tres temas principales. Podemos resumirlos así:

• La riqueza impide al hombre ver más allá de la vida presente y por tanto saber dónde está su verdadero interés.

• La riqueza encierra al hombre en si mismo y le impide pensar en los demás, en los que carecen de lo necesario.

• La riqueza tiende a ocupar en el corazón del hombre un lugar que corresponde solo a Dios. Se convierte en una especie de ídolo.


Estos tres peligros pueden afectarnos, aunque no seamos muy ricos, ya no reside tanto en los bienes poseídos en si mismos como en el apego que nuestro corazón puede sentir hacia esos bienes.

PREGUNTAS


1. Dichosos vosotros los pobres... Jesús proclama lo que vive.


Él es dichoso y feliz porque tiene un alma pobre y vive en la austeridad compartida, es compasivo y misericordioso, cercano al sufrimiento de los hombres, mujeres y niños. Con un corazón sencillo y sin doblez. Llevando la paz y practicando la justicia. Desde su experiencia proclama la oferta para su nuevo pueblo. No posee poder político ni religioso para cambiar la situación injusta. Solo tiene la fuerza de su testimonio de vida y su palabra. Es la buena noticia para vivirla personal y comunitariamente. Suena mal eso de que son dichosos los pobres, los necesitados, los que sufren o los que son odiados y perseguidos por algún motivo. Suena a ingenuidad eso de que los ricos son desgraciados, de que son infelices los que ríen y disfrutan de la vida. Parece un lenguaje de tontos o de locos. El mundo al revés. Desde su experiencia nos dice que hay otra manera de ver las cosas, que existe un modo de vivir y de alcanzar la felicidad muy distinto del que cree y sigue la mayoría de la gente. Hay otro camino hacia la libertad. Hay un camino mejor y más seguro para alcanzarla. Porque pobre, son los que han elegido la libertad de no estar encadenados a nada de este mundo y ni siquiera a sí mismos, a sus ambiciones y a sus orgullos. Los que renuncian a considerar el dinero como valor supremo y optan por constituir una sociedad justa, eliminando la causa de la injusticia, la riqueza. La miseria obligada es esclavitud, pero esta pobreza libre que Jesús pregona es liberación. Nos invita a seguir el camino de la solidaridad con los de abajo, a elegir un estilo de vida sin ataduras para que desde abajo y con los de abajo, luchemos contra las injusticias de un mundo dividido en ricos y pobres.


• ¿Qué me dice esta oferta de Jesús?

• ¿He experimentado que es verdad esto de ser feliz sin estar apegado a la riqueza y practicar la austeridad, la sencillez de vida?

• ¿Qué dificultades encuentro para vivir, con valentía, esa otra forma de entender la vida?


2. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.


En un grupo cristiano donde se viva la opción por los pobres, donde el único Señor sea Jesús, donde se viva la austeridad compartida, y se note que la sencillez de vida trae felicidad y alegría no postiza: cualquier necesidad, - el hambre, el vestido, el techo, la educación etc. - estará cubierta. La pobreza por la pobreza no es cristiana. Y se ha propuesto la "resignación" ante el sufrimiento injusto como una virtud cristiana. En realidad, se estaba justificando la injusticia e impidiendo que los que la sufrían se rebelaran contra ella. Y ese compartir se puede hacer a través de CARITAS. Un millón y medio de pobres en situación severa de pobreza llama a sus puertas cada día. “Hay gente que no tiene dinero suficiente para poder pagar el mínimo vital. Y eso es algo que está pasando no sólo entre los excluidos de siempre, sino incluso entre gente que antes disponían de una situación normalizada. Denuncia que esta pobreza y exclusión no son fruto de causas naturales, sino de unas relaciones económicas injustas". El equipo de Caritas de nuestra Parroquia nos comenta: "Desde hace ya años atendemos a las personas mediante citas o visitándolas en su domicilio, sin prisas, generando un espacio de escucha y de encuentro, acompañando a las personas en su realidad, y haciéndoles ver que nuestra intención es que crezcan como personas y no pierdan su dignidad pidiendo de forma permanente y haciéndose dependientes de las ayudas. A través de la acción de Cáritas, este equipo ha crecido mucho en cambio de mentalidad y en intenciones, así como en su capacidad de comunicar y hacer partícipe a toda la comunidad parroquial de todo este proceso, pues también ella es Cáritas y en todo momento sentimos su apoyo y compañía.


• ¿Me implico en las instituciones asistenciales sean de signo que sean?

• ¿Exijo a los políticos de turno que se mojen más en la inclusión social?


3. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.


¿Estamos aquí ante una condenación de la alegría y una canonización de la tristeza? No se trata de cualquier tipo de lágrimas, sino de aquellas que salen de un compromiso por los demás, aquellas que salen de un vacío de Dios, aquellas que salen de la injusticia, de la persecución, del maltrato, aquellas que construyen y no las que adormecen, aquellas que limpian los ojos para ver mejor al hermano.


• ¿Por dónde van mis lágrimas?

• ¿Siento de veras el sufrimiento ajeno?


4. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen...


A través de toda la Biblia la persecución es el signo de los elegidos, es la consecuencia lógica de haber optado por los valores del Reino. Un falso profeta puede recibir aplausos, el verdadero se nota porque recibía insultos, morían perseguidos y apedreados. Es el pago lógico que hay que hacer por seguir a Jesús. Y la persecución empieza por los más próximos, los de casa, los amigos y familiares. De una forma suave y camuflada ponen en entredicho nuestro seguimiento y compromiso.


• ¿He vivido la experiencia de la persecución, del maltrato (físico o psíquico), de las malas lenguas, del abandono?

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