Fe y Oración. Necesarias para cambiar
- Paco Pérez
- 14 mar
- 2 Min. de lectura
Tienen fe quienes confían en el Señor y, con ella, dan sentido a los actos de sus vidas, Abrahán la tuvo y el Señor le ayudó para que abandonara el lugar donde vivía, concediéndole una descendencia numerosa, aunque su esposa y él fueran de avanzada edad, y delimitándole la tierra que le prometió.
Abrahán, aunque entendía poco los mensajes, siempre confiaba y el Señor quedaba complacido. Ambos cumplieron sus compromisos sin firmar documentos y sin testigos. En nuestros tiempos algunos no cumplen sus acuerdos aunque firmen documentos en palacios y ante las cámaras.
Jesús predicaba con palabras sencillas, mostrándose humilde, sincero y sin hacer gestos llamativos. Su gran preocupación fue hacernos comprender que Dios es el Padre y nosotros sus hijos.
Oraba en lugares apartados y a solas, lo hacía por necesidad, nunca por rutina y siempre en silencio porque así es más fácil comprender qué espera Dios de nosotros, fortalecer nuestra fe y caminar guiados por Él.
Cuando Jesús oraba pedía y confiaba en Dios pues sabía lo que somos para Él, que nos ayuda y nos salva. José Antonio Pagola lo confirma así: [Lo más importante para Dios son las personas; mucho más que los sacrificios o el sábado. Dios sólo quiere su bien. Nada ha de ser utilizado contra las personas, y menos aún la religión.].
Jesús comprobó que, a pesar de esforzarse tanto en la evangelización, la FE de sus seguidores y discípulos era inferior que la de algunas personas que nunca lo habían conocido y por esa realidad podemos preguntarnos… ¿Por qué presenciaron Pedro, Juan y Santiago la Transfiguración de Jesús? ¿Es posible que la experiencia fuera necesaria para que mejoraran su FE y se cumpliera el anuncio que Jesús les había hecho antes?
Elías y Moisés aparecen junto a Jesús, dos personajes ejemplares, y la escena reportó a los discípulos paz y felicidad. Es posible que aparecieran hablando con Jesús de su futuro porque estaban en la presencia del Padre y para animarlos a imitarles.
Sí es innegable que Dios nos confirmó quién era Jesús: [Este es mi Hijo, el escogido; escuchadlo.].
Años después Pablo viajó a Filipos y encontró una población abrazada a lo efímero de la vida, creencias religiosas fundadas en tradiciones sobre alimentos y fiestas.
Les proponía, recordando a Jesús, que se comportaran con honestidad y humildad, los caminos que llevan al Reino y Él enseñó.
En nuestros días también hay prácticas que no enseñó Jesús: Quienes explotan al pobre para amasar riqueza; gobernantes que oprimen y discriminan para favorecer sus objetivos y comportamientos egoístas, individuales o colectivos, que nos hacen vivir cautivos en tiempos de libertad.

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